Caben todas las cosas, desde la ignominia a la ternura, desde las uvas de mujeres amadas hasta las corcholatas que tiran los niños.Cada hora deposita en mi corazón un objeto distinto, y cada vez que extraigo de el un recuerdo sale con sangre.
Yo me multiplico incansablemente.Estreno manos y bocas todos los días, cambio de piel, de ojos y de lengua, y me pongo un alma cada vez que es preciso.
Desde el amanecer hasta la noche la luz es distinta y le llama día.Así me llaman Jaime.Pero yo duro también en la oscuridad, mas allá del momento impenetrable en que hago recuento de mis estrellas.
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